El derbi vasco por excelencia siempre se ha caracterizado por la relación cordial de sus aficiones, pique de vecinos al margen. San Sebastián, ciudad señorial, lugar de vacaciones de la realeza en el siglo XIX, ante Bilbao, urbe industrial y fuerza económica. Obviamente, el tira y afloja entre dos ciudades importantes a menos de 100 kilómetros de distancias, encuentra su mejor escenario en un partido de fútbol, pero siempre en un ambiente sano y festivo.
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